Halloween es una celebración de origen celta con más de 2000 años de antigüedad y que poco a poco se ha ido extendiendo por todo el mundo. Por ello, la decoración en casas, oficinas y diversos espacios durante esta temporada es cada vez más común; puede ser la más terrorífica y la más divertida al mismo tiempo.
Tradicionalmente los colores relacionados con esta festividad son: naranja, negro y morado. Además, existe una gran variedad de motivos que podemos utilizar, especialmente todos aquellos relacionados con monstruos, fantasmas, brujas y seres fantásticos.
Si en la casa hay niños, quizás queramos apostar por una decoración kid friendly, lo que quiere decir que la decoración será más infantil para que nuestros niños no tengan pesadillas esa noche. Las opciones están llenas de monstruos y villanos que resultaron no ser tan malos: Gru, Shrek, los personajes de Monsters Inc, los Minions, las Monster High y un enorme etcétera.
Podemos convertir a nuestra puerta en un monstruo dispuesto a aterrorizar a todo el que intente traspasarla, ¿qué mejor forma de recibir a los invitados o a los pequeños buscadores de dulces? Solo necesitamos materiales básicos: cartulinas de colores, una sábana, papel sanitario, gises… y un poco de imaginación para conseguir resultados sorprendentes.
Algo más tradicional son las calabazas talladas a mano, que originalmente se utilizaban en la noche de Halloween para asustar a los espíritus, colocándolas en las entradas de las casas con luces en su interior. Es uno de los detalles que no pueden faltar en casa.
Para complementar esta icónica decoración, podemos optar por motivos clásicos como siluetas negras de murciélagos, arañas en sus telares y fantasmas. Estos pueden distribuirse por las paredes dando un efecto muy realista. Las posibilidades son infinitas ¡que no te asuste utilizar toda tu creatividad!
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